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Poesía y Macarrones

LA POLÍTICA, EL ANONIMATO Y VOS

LA POLÍTICA, EL ANONIMATO Y VOS He decidido de forma totalmente unilateral que a partir de ahora voy a juntar dos temas sin ninguna relación, explayarme sobre ellos y, al final, ver si es verdad que tenían relación. Y hoy vamos a empezar con:

LA POLÍTICA. Aunque muchas veces me ponga pesado aquí con rollos políticos, yo en el fondo odio la política. Me da asco. No la soporto. Pienso que contamina todo lo que toca, que nos manipula, nos engaña, nos vende la moto. Creo que la política está hecha de la misma pasta con que se hacen los equipos de fútbol, que la gente le entrega su corazón a un partido y ya no cambia (cambiar es de tránsfugas, de traidores, de gente de poca palabra). No hay políticos que digan: me he equivocado, lo siento. No hay marcha atrás en política, qué le vamos a hacer, dicen que eso resta votos. Cuando un político dice una gilipollez infumable, o la sigue diciendo hasta el infinito o niega haberla dicho o dice que "se han manipulado sus declaraciones". Sólo hay una salida y es hacia adelante, como los burros. Atacando, vamos.

Hasta tal punto es así que a veces, cuando utilizan un tema delicado para su tole-tole (vosotros lo hacéis todo mal, nosotros lo hacemos todo bien, etcétera), hasta se excusan. He oído a veces cosas como "nosotros no queríamos politizar esto, pero nos hemos visto obligados por culpa de los otros, etcétera". Pero el caso es que acaban politizándolo todo: víctimas del terrorismo, agua y transvases, desastres ecológicos, inmigración. Todo lo convierten en un Betis-Sevilla. Hay por ahí votantes del PP que siguen pensando (porque lo ha dicho su partido) que las bombas del 11M las puso ETA, que las armas de destrucción masiva siguen escondidas en Irak y que los gays son enfermos y pervertidos. Hay votantes del PSOE que siguen pensando que las armas que vendemos a Venezuela son "para otros usos" y que a base de dorarle la píldora al rey de Marruecos vamos a llegar a una solución para los problemas del Sáhara. Hay votantes de IU (pero no yo) que creen que votar que no al proyecto de tratado de la UE va a mejorar los beneficios sociales de los 25 y aspirantes. Etcétera. Son mensajes horriblemente parciales, interesados, mutilados. Buscan tu indignación o tu complacencia, no tu capacidad de razonamiento. Te cuentan lo que quieres oír y la respuesta que buscan no es otra que tu apoyo, mientras ellos hacen lo que les da la santa gana. Y la obtienen. Mientras digo esto sigo pensando que últimamente están ocurriendo muchas cosas buenas en este país: la retirada de las tropas de Irak (que confieso que se me agarró un nudo en la garganta de lo orgulloso que me puse), el plan de vivienda, la ampliación de la definición de matrimonio y familia, la negociación con los partidos nacionalistas para actualizar el modelo de estado, las conversaciones con ETA... Yo diría que es un buen comienzo todo esto, pero quiero creer que no es tanto un logro político de un partido como una evolución social totalmente lógica y necesaria: todo el mundo se oponía a la guerra, todo el mundo tiene problemas con la vivienda, todo el mundo está a favor del matrimonio entre homosexuales, todo el mundo está a favor de abrir su idea de país para que englobe a catalanes, vascos y gallegos, todo el mundo está a favor del fin de la violencia en Euskadi. Excepto los votantes del PP, pero (quiero pensar), no por una reflexión propia, sino porque su partido les dijo que todas esas cosas eran negativas, con mensajes muy masticados y machacones, y ellos lo aceptaron sin más.

EL ANONIMATO. Probablemente después de leer el soporífero primer punto, a nadie le sorprenda que este blog reciba cada vez menos visitas. Días hay que no entra ni el Pele. Esta semana he pensado seriamente en dejarlo, sobre todo porque la curva descendente me sugiere que soy cada vez menos interesante. Quiero decir, que cuando empecé no me molestaba tener diez visitas a la semana, porque creía que las cosas mejorarían... pero cuando uno ha rozado la gloria (100 visitas a la semana), caer a la triste realidad se hace duro.

¿Por qué? Me imagino que la poesía no es, al fin y al cabo, uno de los mass media rutilantes adonde pensé que me estaba metiendo cuando empecé (diecisiete años ha). Pero tampoco estoy todos los días con el Dolce Styl Nuovo y los encabalgamientos suaves, digo yo. No sé, no sé.

Al final he decidido que es posible que, dentro de un tiempo, cuando ya haya empezado a colgar tetas y culos por todas partes y tenga veinte mil visitas al día, alguno se aburrirá, hará clic en los archivos y leerá esta prehistoria de un blog de éxito. Así que seguiré. De todas formas, a esta hora de la muerte de dos a cuatro en que se va mi jefe y los teléfonos dejan de sonar, tampoco hay otros pasatiempos a mano. Pues escribe en un papel, podría alegar algún lector (tuteándome vilmente, cuando yo jamás he hecho lo mismo con ustedes). Y yo respondería: así es más ecológico. Y a usted qué le importa.

Vale. Ahí están los dos temas. Pero ya estoy cansado y me veo incapaz de relacionarlos entre sí. Me rindo. Voy a colgar la primera teta y me voy. Hasta prontito.

3 comentarios

Horacio en persona -

Gracias por vuestro apoyo. En realidad y para serte sincero, Jose, no veo que me hayas apoyado mucho con tu comentario, pero bueno, menos da una piedra. Los tortellini ésos... ¿se pueden sustituir por fusilli? Es que a mí los tortellini no me gustan.

Ella y su orgía -

Pero, ¿qué dices, loco? Que yo sigo entrando. Vale, tal vez mi presencia no te parezca gran cosa...
Ya te comenté por email lo que había pasado los últimos días.
A ti al menos no te insultan. Mejor que entremos pocos, respetemos y disfrutemos.
Además, estás en la línea, tú sigue colgando tetas y algo más. Ya verás.

jose -

Descienden las visitas… Quizá cada día hay menos poesía y, claro, también han desaparecido los macarrones.
En fin, receta muy sencilla de TORTELLINI RELLENOS DE QUESO A LA CREMA SUAVE DE GAMBAS CON MÁS QUESO (Y que viva el colesterol).
1) Para mi gusto, cocer los tortellini un minuto más que la recomendación al tente del paquete.
2) Cocer las gambas. Pelarlas y apartarlas.
3) Pasar por el chino las cabezas, etc. y juntar en un cazo el oloroso jugo con nata de cocina.
4) Calentar, salpimentar e ir añadiendo poco a poco queso (al gusto, para mí el Parmesano es demasiado sabroso para este plato y se pierde el sabor de las gambas); a medida que se funde remover lentamente (recuerdo que las varillas siempre mejor de madera, no vayáis ahora a joder todos los cazos).
5) Servir montando el plato con los tortellini, la salsa y, por encima, las gambas.
6) No insistir en utilizar ingredientes que nos causan alergia, porque nos sentarán mal, y eso seguirá sucediendo vengan los tiempos que vengan, que lo más importante es la salud, por mucho que nos intenten convencer de los beneficios de algunos alimentos. (vaya, ya mezclé la política en este plato anónimo).

Nos vemos en el sur