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Poesía y Macarrones

OTRA FÁBRICA DE ANCHOAS ES POSIBLE

Les cuento: el problema de la madurez, del fin de la juventud, es un problema de definiciones. Una cuestión semántica. Ilustraré esto con una metáfora: a los veinte, la vida de uno está en obras, y es posible hasta desentenderse de la obra y limitarse a quejarse de los ruidos de las hormigoneras, quitarse el casco, incluso. Observar.

A los treinta el edificio ya está terminado o casi y bueno, si lo que tienes es una fábrica de anchoas y tú lo que querías era un palacio romano, pues ya la jodiste. Te puedes meter en reformas, puedes pintar la fachada, acometer ampliaciones, etcétera. Pero siempre va a haber algún hijoputa que pase por la puerta y diga: esto hace un año era una fábrica de anchoas. He ahí la gran putada: que nunca eres tú el que decide la definición. Siempre son los otros.

Y bueno, y el segundo gran inconveniente consiste en que tus amigos ya hace tiempo que consideran obsoleta la sana costumbre del botelleo. Sic transit etcétera etcétera.

1 comentario

josé -

De nuevo vuelta al anís del mono ¿o al mono de anís? En fin, de vuelta de Cadiz, pasado un finde en Plasencia y una larga noche en casa en Madrid ¿quién tiene huevos de afirmar que nos olvidamos del botelleo? ¡Viva le Ciripolen!