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Poesía y Macarrones

UN POEMA Y MEDIO

UN POEMA Y MEDIO El medio poema del que voy a hablar es el mío, que está a medio o más bien a un cuarto. ¿El de los buceadores? No, ése sigue donde lo dejé, me refiero al nuevo. ¿Que tienes uno nuevo? Sí, amigos, ya lo comenté hace tres o cuatro semanas: tengo un poema nuevo. Habla de cómo la velocidad, según la teoría de la relatividad especial de Einstein, implica más movimiento en el espacio y menos en el tiempo. Es decir, que la velocidad congela el tiempo con respecto a los objetos más lentos. Y todo esto lo cuenta un personaje tipo Travis, ya saben, el de París, Texas. Aún no tengo decidido dónde colocar a este Travis exactamente pero lo visualizo detenido en la cuneta, mirando cómo se pone el sol mientras una voz en off va contando el poema, o algo así. Se admiten sugerencias, como siempre, vía comentarios al post.

El Poema, así casi con mayúsculas, es el de Manuel Vilas, El enamorado. Me prometí no convertir esto en una colección de recortes pero es que este poema me gusta mucho y es bueno, al montar poemas, no perder de vista a los maestros:

E L E N A M O R A D O

Toda la noche soñando contigo, me he pasado la noche entera
soñando que te besaba en el patio de una iglesia junto al mar.
Qué enamorado estuve de ti, y no te lo dije nunca.
¿Lo adivinaste? ¿Lo deseaste? ¿Lo suplicaste?
Tenías seis años más que yo, estabas más hecha a la vida,
no te ibas de la cabeza como yo, sino que eras moderada y prudente,
aunque llena de amor por dentro, amor hacia mí,
hacia mí, que era un tipo de lo más perdido, y eso sí
se notaba a la primera, y cómo me acuerdo de tus manos
y de tu sonrisa, todos los amantes se acuerdan de lo mismo,
sólo que yo no me metí nunca en tu cama, años llevo imaginando
cómo se debía de estar en tu cama, un día me la enseñaste,
pero nada más. Y ahora me despierto y he soñado que te besaba,
y son las diez de la mañana de un verano monumental
y ya estoy bebiendo una ginebra, así, en ayunas, y salgo
a la terraza de mi habitación y veo a las turistas tumbarse
sobre la arena, y pienso que tú podrías estar aquí conmigo,
qué enamorado estuve de ti y cómo lo estuviste tú también,
y qué mal hicimos en no habernos revolcado mil veces
por mil camas, o qué bien hicimos, porque, conociéndome,
igual te hubiera pedido en matrimonio y tú hubieras aceptado,
y borracho como estoy todo el día, cuando me hubiera cansado
de joder todas las noches, a lo mejor me daba por darte un puñetazo
o tirarte a un río, o a ti por pegarme un tiro,
o envenenarme o pegármela con otro.
Cómo puedo decir todo esto de ti, que eras un ángel
y lo sigues siendo, y de mí, que te quise con inocencia.
Será mejor que siga bebiendo hasta que te borres de mi memoria,
y esto sí que me hace llorar, y soy un tipo que está llorando
a las diez y media de la mañana, sentado en la terraza de una habitación
para turistas, con una ginebra caliente en la mano -son los restos
de la noche-, llorando porque si te echo de mi memoria,
verdaderamente entonces sí que ya no me quedará nada.

1 comentario

piiiiii -

chuchu pipi kaka
ppiichikipu