¿POR QUÉ NO MUDARNOS A UN DÚPLEX, ENTRE PINTO Y VALDEMORO?
El sábado me metí en la librería de siempre y compré El lago de los botes, de Edgardo Dobry, y Fractales, de Clara Janés.
Hojeándolos, antes de comprarlos, pensé que tenían una virtud poco evidente: la no toma de posición ante las grandes discusiones de poesía contemporánea. Estos poetas no tratan de ser, ni evitan ser, posmodernos, o formalistas, o experienciales, u órficos, ni pertenecer a ningún grupo. Edifican sus libros en tierra de nadie y no participan en las batallas, lo que en el caso de Dobry, editor, crítico y periodista cultural, tiene más mérito aún.
La indefinición nos pone nerviosos, sin embargo. Nada como tener todo clasificado y reposando en la estantería correspondiente para que se calme un almacenista. Claro que en los inmensos países despoblados, entre la A y la B, es fácil perderse pero la tierra es más fértil. Y la cerveza más barata.
Hojeándolos, antes de comprarlos, pensé que tenían una virtud poco evidente: la no toma de posición ante las grandes discusiones de poesía contemporánea. Estos poetas no tratan de ser, ni evitan ser, posmodernos, o formalistas, o experienciales, u órficos, ni pertenecer a ningún grupo. Edifican sus libros en tierra de nadie y no participan en las batallas, lo que en el caso de Dobry, editor, crítico y periodista cultural, tiene más mérito aún.
La indefinición nos pone nerviosos, sin embargo. Nada como tener todo clasificado y reposando en la estantería correspondiente para que se calme un almacenista. Claro que en los inmensos países despoblados, entre la A y la B, es fácil perderse pero la tierra es más fértil. Y la cerveza más barata.
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josé (de compras por el centro) -