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Poesía y Macarrones

HUELLAS DE THOREAU, HUELLAS DE RIMBAUD

HUELLAS DE THOREAU, HUELLAS DE RIMBAUD Dado que éste es un blog sobre macarrones, les contaré que acabo de comerme los macarrones más raros de mi larga vida: guisados con patatas, cebollas, zanahorias, judías y lomo de cerdo. Así sin salsa ni nada. Me ha invitado Rubén, un compañero; dice que es comida tradicional chilena (porque él es chileno), pero yo creo que se lo ha inventado sobre la marcha. También dice que es primo lejano de Alfonsina Storni, yo, la verdad, ya no sé qué creer.

Luego, navegando por la procelosa blogosfera, me encuentro una nota en el blog de Trapo recordando a Thoreau y su Walden. Una cosa y otra me llevan a un elogio de las cosas sencillas en forma de breve nota mental (y de entrada de este blog). Et in Arcadia ego me solazo.

A continuación, cuando creo tener un bonito post y tal me encuentro con que el amigo Hautor ha traducido un poema inédito de Arthur Rimbaud que el poeta conservó consigo toda su vida y que apareció en las maletas del último viaje que hizo, de vuelta a casa, enfermo, a través de media África y media Europa.

Y claro, dudo mucho, pero al final pulso el botón de publicar.

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