YO QUIERO SER DAVE GROHL
Nunca se lo he contado a ustedes, pero aquí el que suscribe, Horacio dicharachero, tiene ante todo dos sueños en esta perra vida. Uno es ser poeta, y ahí le vamos dando. El otro, que es imposible, consiste en ser Dave Grohl.
Siempre que algún gintónic o vino traicionero me hace confesarle esto último a alguien, recibo la misma respuesta: ¿Pero cómo que imposible? ¡Todavía estás a tiempo de formar un grupo!. Y yo digo que sí, que un grupo sí, pero que los Foo Fighters no. Y que por eso este sueño es imposible.
De un lado tengo la poesía, la casa de Homero y de Garcilaso de la Vega y de Shakespeare, la única herramienta conocida para la exploración de los -según Heráclito- infinitos territorios del alma humana (bajo un sol que no se pone). Un arma cargada (como para echar dos viajes) de futuro.
De otro, giras con Nirvana, conversaciones con Kurt Cobain, The Colour and the Shape, fans... La vida de la estrella del rock, vamos, esa figura repleta de aristas y dobles fondos que ha legado el siglo XX a la mitología popular.
Pero ah, no todo el mundo puede tener tanta suerte en la lotería ontológica, ¿no? Me conformaré con escuchar sus discos mientras escribo poemas, y que se mojen un poco del angst más glamouroso del Planeta Rock.
Siempre que algún gintónic o vino traicionero me hace confesarle esto último a alguien, recibo la misma respuesta: ¿Pero cómo que imposible? ¡Todavía estás a tiempo de formar un grupo!. Y yo digo que sí, que un grupo sí, pero que los Foo Fighters no. Y que por eso este sueño es imposible.
De un lado tengo la poesía, la casa de Homero y de Garcilaso de la Vega y de Shakespeare, la única herramienta conocida para la exploración de los -según Heráclito- infinitos territorios del alma humana (bajo un sol que no se pone). Un arma cargada (como para echar dos viajes) de futuro.
De otro, giras con Nirvana, conversaciones con Kurt Cobain, The Colour and the Shape, fans... La vida de la estrella del rock, vamos, esa figura repleta de aristas y dobles fondos que ha legado el siglo XX a la mitología popular.
Pero ah, no todo el mundo puede tener tanta suerte en la lotería ontológica, ¿no? Me conformaré con escuchar sus discos mientras escribo poemas, y que se mojen un poco del angst más glamouroso del Planeta Rock.
3 comentarios
Hell -
Horacio en persona -
larhah -
Saludos.