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Poesía y Macarrones

LA MENESTRA SENTIMENTAL

LA MENESTRA SENTIMENTAL

Ay, cuánto trabajo me manda el señor (que no el Señor), precisamente ahora que tengo tanto y tanto que escribir... aquí en el blog para ir despidiéndome, poemas para mi libro porque la edición se cierra muy pronto, y un poco en todas partes. Y yo metido en tareas de carga y descarga de camiones... No, no es broma. Carga y descarga. Yo. Hace poco más de una hora. Sí.

 Hoy más que nada les quería contar esa cosa curiosa que me ocurrió el jueves por la tarde. Estamos mi Charo y yo viendo la tele y de repente sale José Andrés, el cocinero, y se larga a hacer una menestra. Y mientras el tipo corta las verduras y cuenta todas esas historias maravillosas sobre puntos de cocción y denominaciones de origen de las mejores coliflores (en murciano pavas), yo empiezo a notar cómo se me agarra un nudo en la garganta y se me humedecen los ojos. Y me digo oh, no, otra vez no.

 Yo siempre he sido de buen llorar, pero últimamente estoy alcanzando cotas nunca holladas. ¿Por qué? ¡Si precisamente desde un tiempo a esta parte ando más contento que nunca!

 Y para colmo, la menestra ni siquiera llevaba cebolla.

1 comentario

Ontse -

Eso es porque estás madurando...
No dejes nunca de escribir, Jose...