YINES Y YANES
Hoy tengo un día que ni yines ni yanes, ni energía ni cansancio, ni euforia ni tristeza. Un estado de ánimo del que todo puede derivarse, entonces: una tarde en blanco que es al mismo tiempo una tarde-punto de partida.
Ni que decir tiene que no hay absolutamente naaaaaaada de trabajo y además me he quedado solo en la inmensa nave, resguardado en mi pequeña oficinilla del rincón, escuchando el ruido que hace el viento al topar con la chapa metálica. Con la estufa encendida.
¿Qué voy a hacer? ¿Planes, o saltar? ¿Irme por el camino de Mark Strand? ¿O por el de Luis Alberto de Cuenca? Seguramente, intentar quedarme aquí, tomarme mi café y contemplar tranquilamente el derrotero que acabo tomando, cómo, aunque no quiera, me polarizo, y grandes corrientes de las que no sé nada me mueven hacia costas a medio cartografiar. O algo así.
Ni que decir tiene que no hay absolutamente naaaaaaada de trabajo y además me he quedado solo en la inmensa nave, resguardado en mi pequeña oficinilla del rincón, escuchando el ruido que hace el viento al topar con la chapa metálica. Con la estufa encendida.
¿Qué voy a hacer? ¿Planes, o saltar? ¿Irme por el camino de Mark Strand? ¿O por el de Luis Alberto de Cuenca? Seguramente, intentar quedarme aquí, tomarme mi café y contemplar tranquilamente el derrotero que acabo tomando, cómo, aunque no quiera, me polarizo, y grandes corrientes de las que no sé nada me mueven hacia costas a medio cartografiar. O algo así.
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angeldelluvia -