MELINDA & MELINDA
Voy a hacer un experimento. Voy a hablar de esta película , que vi antesdeanoche, sin nombrar a su director:
El punto de partida de esta película tan bonita es el siguiente: en una reunión informal de directores y gente del cine alguien cuenta una anécdota, una pequeña historia. Un director de cine trágico la ve como el germen de una tragedia, y otro, autor de comedias, la interpreta en clave de comedia; a partir de ahí asistiremos a las dos visiones, tan diferentes, de la misma historia, solapándose, coincidiendo, negándose la una a la otra, etc. Tan sólo el personaje de Melinda es común (la estupenda, brillante, hermosa, genial, resplandeciente Radha Mitchell) a ambas versiones: una que te chafa, otra que te levanta el ánimo.
El género de una y otra historia parece influir en la conducta de los personajes, en su estado de ánimo y en sus decisiones. Aunque sus pulsiones sean las mismas (y de éstas, el amor que todo lo mueve y todo lo engulle, sobre todo), la forma de gestionarlas es radicalmente diferente. Todo este juego por otra parte tan brechtiano nos sirve para aprender una lección tan simple como útil: que nuestra propia vida no tiene más género que el que nosotros le asignemos, en cada momento, y que siempre (pero es que siempre) será mejor vivir dentro de una comedia de Woody Allen (mierda, no hay manera, al final el nombre sale solo, en fin).
El punto de partida de esta película tan bonita es el siguiente: en una reunión informal de directores y gente del cine alguien cuenta una anécdota, una pequeña historia. Un director de cine trágico la ve como el germen de una tragedia, y otro, autor de comedias, la interpreta en clave de comedia; a partir de ahí asistiremos a las dos visiones, tan diferentes, de la misma historia, solapándose, coincidiendo, negándose la una a la otra, etc. Tan sólo el personaje de Melinda es común (la estupenda, brillante, hermosa, genial, resplandeciente Radha Mitchell) a ambas versiones: una que te chafa, otra que te levanta el ánimo.
El género de una y otra historia parece influir en la conducta de los personajes, en su estado de ánimo y en sus decisiones. Aunque sus pulsiones sean las mismas (y de éstas, el amor que todo lo mueve y todo lo engulle, sobre todo), la forma de gestionarlas es radicalmente diferente. Todo este juego por otra parte tan brechtiano nos sirve para aprender una lección tan simple como útil: que nuestra propia vida no tiene más género que el que nosotros le asignemos, en cada momento, y que siempre (pero es que siempre) será mejor vivir dentro de una comedia de Woody Allen (mierda, no hay manera, al final el nombre sale solo, en fin).
3 comentarios
Ella y su orgía -
Cuando vi Melinda&Melinda, no pude evitar acordarme de maravillas como Manhattan, Annie Hall, Hannah y sus hermanas, Zelig, Otra mujer, La rosa púrpura del Cairo... con un regusto de tristeza por el genio que agoniza.
pedro -
Hell -
El caso es que todo, cualquier cosa en la vida (o casi), puede ser trágico o cómico, eso depende de la actitud frente a ello.