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Poesía y Macarrones

EL DESEMBARCO

EL DESEMBARCO

Me había prometido no colgar ningún poema mío en este blog, porque yo siempre presumo de no autopublicarme (ni cuando hacía fanzines, fíjense ustedes lo que les estoy diciendo), pero creo que hoy me lo voy a saltar. No por nada. Porque he escrito un poema de amor que a mi Charo le ha gustado, y eso merece un hito, una celebración, un grito a los cuatro vientos. Ea:

EL DESEMBARCO

Llegar con mi goleta a una isla nueva,
y allí encontrar fértiles valles y ríos azules
y un buen número de días de sol. Y fundar
una ciudad feliz. Y que esa ciudad
con cines y bares seas tú, mi amor por ti,
y la goleta este poema.


Y mira que yo creía que el poema era más bien tirando a malo. Pero hay que ver lo que cambian las cosas las críticas positivas.

En fin, una y no más, Santo Tomás. A partir de ahora, si quieren leerme, o me apadrinan o miran por ahí por los enlaces que creo que hay algo. No es cuestión de hacerse uno pesao.

Hay formas de la felicidad que sólo se pueden rozar bajo una tormenta de verano como la que cayó ayer. No me puedo ni imaginar cómo será para el que tenga limoneros, por ejemplo, pero eso es otra cuestión. De repente, una especie de radiación gris ocupa el aire, la luz se vuelve amarillenta o anaranjada y se levanta un viento del sur-sureste. Suena un trueno y rompe a llover: el primer olor es el del polvo, y después viene otro, muy acusado, a tierra áspera y a arena caliente. Estamos hablando de cuatro meses sin llover, al fin y al cabo. Las gotas están templadas, y todo, el color del cielo y el rumor del agua cayendo y los olores de la tierra, te colocan. Te sacuden, en serio. Como el cuento de Borges en que la lluvia en el desierto despierta a Homero de una meditación troglodita que ha durado años. Lisergia. Éxtasis. Agua.

TROTSKI Y LA RESISTENCIA

TROTSKI Y LA RESISTENCIA

Leo consecutivamente (hoy no hay mucho trabajo que digamos) una estupenda reseña del último de Jorge Riechmann y un artículo (de pago) sobre la revisitación mexicana de la figura de Trotski.

Las grandes palabras, el marxismo, la anarquía, la libertad, la fraternidad y la igualdad no han sido borradas de la faz de la tierra todavía, por lo que parece. Lo único es que hay que luchar (en el sentido de combatir) por ellas. Y subcomandante no hay más que uno.

La poesía (según Reichmann el camino natural hacia el brave new world), se puede perseguir simplemente apuntándose uno a la Resistencia, que te sale mejor de precio, los horarios son mucho más flexibles y no implica arrastrarse con un Kalashnikov sobre el barro del estado de Chiapas.

La Resistencia (con mayúsculas) es un estado mental. Los atentados que cometemos son simbólicos. Sí, se puede participar en la Resistencia sin salir de la cama. Resistencia también significa "dificultad para deslizarse" o "falta de lubricación". Un auténtico Resistente es una piedra que el Río del Pensamiento Único no puede mover. Un tipo que se levanta a mear cuando empiezan los anuncios ya es, en cierto sentido, un Resistente. Otro que quita la tele, lo es más aún.

Otro que quita la tele y se pone a leer Poesía y Macarrones, mucho más aún.

MANCHAS EN LA PARED

MANCHAS EN LA PARED

Dicen que los enfermos acaban por encontrar siluetas de gente en las manchas en la pared junto a sus camas. Rodeado de mapas de carretera de toda Europa colgados por las paredes, me ocurre algo parecido, y tiendo a pensar en el continente como una red arterial de autopistas que enlazan núcleos urbanos. Como en un organismo al descubierto, venas y grumos de grasa o algo así.

Francia, en cambio, parece una estructura neuronal, con todas esas capitales de provincia tan equidistantes. Las conexiones entre ellas conforman triángulos de un modo sumamente regular.

En Alemania hay un caos de ciudades entrelazadas, desde Bonn al sur hasta Dortmund al noreste: el grumo de grasa más grande de Europa.

El tamaño de Londres, entendida ésta en un concepto amplio (es decir, con la autopista de circunvalación más exterior), es de aproximadamente un cuarto del tamaño total de Inglaterra.

Rumbo al este, los amontonamientos se disuelven. Allí la gente sufre menos de colesterol, por lo que se ve. La transición es muy suave, y llegando a Rusia las autopistas y la acumulación urbana desaparecen. Tampoco llegan jamás noticias de esa inmensa Rusia que queda al este de Moscú. Visualizo un lugar en la tierra sin ciudades, autopistas ni noticias, y me gustaría irme allí de vacaciones. Qué palabra más bonita: vacaciones.

Hungría y el norte de Serbia son una especie de sartén extremadamente plana.

El centro de Irlanda, como el de España, está deshabitado.

POESÍA Y BICICLETAS (ESTÁTICAS)

POESÍA Y BICICLETAS (ESTÁTICAS)

He aquí una metamorfosis trascendental en mi vida de prepoeta en precrisis: vamos a ir mi Charo y yo a comprarnos una bicicleta estática. Al Carreful, por supuesto.

La idea es hacer cosa así de una hora de pedaleo al día. Voy a trasladar el emplazamiento de mis lecturas vespertinas del sofá o la silla de la cocina o el cuarto de baño a la bici. ¿Esto influirá en la recepción del poema? Llevas tres cuartos de hora dándole al pedal, estás sudando hasta por los dientes, has quemado tres calorías y media y vas a por la cuarta, y en ese momento pasas la página y te encuentras con

Tan sólo unas semanas y algo hurga
sin pasado en la tierra,
solo y de buen humor en los pulgares
del domingo; aunque siga
volviéndose sin causa
cuando es la voz pequeña la que llama.

Bajo los soportales
las mujeres pasean con los hijos del año
de la sequía, se paran
para ofrecerlos aún no horripilados
a la mueca del hombre. Que hablaría
bajito, muy bajito,
en el dialecto del dolor; pero hace
sonar sus llaves.


¿Qué ves? ¿Luces de colores? ¿Todo rojo? Ya les iré contando más cosas sobre los efectos de la gimnasia casera en la poesía. El poema, por otra parte, es de Juan Carlos Suñén y está incluido en El hombro izquierdo (1997).

AMO ET ODIO, CREO

AMO ET ODIO, CREO

Hay un blog sobre música contempo(p)ránea que no me pierdo. Se llama Supervago y está comandado por un joven periodista musical, no sé quién ni de qué medio porque se toma muy a pecho el tema del anonimato y no da ni una pista. El caso es que amo y odio el blog a partes iguales, y no puedo dejar de leerlo. Sí, más o menos lo mismo que me pasa con los paréntesis (de los cojones). Desde que dejé de comprar la Rockdelux (y algún día haré una entrada llamada así, El día en que dejé de leer Rockdelux), sólo me mantengo tangencialmente informado de qué pasa en el mundo de la música popular a través del EP3 (que ya me vale, si se enterara el señor Supervago me excomulgaría la ip) y de blogs como éste. Sobre todo a través de éste. El tipo está informadísimo, va a todos los conciertos y festivales (sus crónicas del FIB no tienen precio, frases como No es lo mismo gritar como loco ‘Tribulations’ y ‘Yeah’ las primeras veces que las ves que la cuarta, que resultaría ya como un poco artificial.) y es ultrafan de grupos que me encantan, como La Buena Vida o Portishead. ¿Que por qué digo que lo odio, entonces? No, vamos a ver, yo odiarlo no lo odio, pero es que cuando, hablando de Oasis, me suelta frases como Una vez asumida la idea de que nunca fueron ni mejores ni peores que Catatonia, Texas, Suede, Garbage, los Cardigans, los Cranberries, No doubt y otros grupos de los 90 comúnmente considerados “chusma", la verdad es que el concierto estuvo bastante bien, me siento fatal. Yo fui joven en la década de los 90 (de los quince a los veinticinco, ya ven), y no entiendo la vida sin esos grupos (con la salvedad de Catatonia y No Doubt, que ni fú ni fá). Sólo le ha faltado criticar a Blur, Nirvana, Massive Attack y Los Planetas para acabar de hundirme. Y así día sí día no.

Total, que se siente uno como un garrulo. Porque es un crítico puntero el que te dice que lo eres. Y de repente, todas las historias de cuando tenías veinte años y escuchabas Definitely Maybe, la gente con la que ibas y las zagalicas por las que te bebías los vientos y los vinos en constante audición de este disco ya no son tan tan tan maravillosas, porque en tu memoria ya no giran en torno al mejor disco de los 90, sino en torno del primer disco de una chusma. Y eso duele, qué quieren que les diga. Así que de vez en cuando leo el blog de Supervago y me prometo no volver a leerlo jamás, pero al día siguiente ya estoy metiendo la nariz, a ver si habla de algún grupo nuevo estupendo que no me puedo perder, y luego resulta que es Röyksopp o Goldfrapp o LCD Soundsystem, todos cojonudos, todos modernillos, todos descubiertos aquí. En fin, sic transit gloria mundi, qué quieren que les diga.

EL POEMA DEL DÍA (Y EL DEL MERCADONA)

EL POEMA DEL DÍA (Y EL DEL MERCADONA)

En fin, hoy no hay actualización, hace mucho calor y las neuronas se me pegan unas con otras y conforman una masa chiclosa que no sirve para nada. Los redirijo aquí (y añado el enlace ahí al lado, ya que a este pobre hombre lo llevo fusilado de pedirle cosas prestadas ((pero es que el blog es muy bueno))), y ya. Disfruten como yo.

MERCHANDISING EN "POESÍA Y MACARRONES"

MERCHANDISING EN "POESÍA Y MACARRONES"

Sí, amigos, este modesto blog también va a tener que abrazar prácticas mercadotécnicas para crecer y multiplicarse, y, después del fastuoso concurso (ganado de forma fulminante por Hautor en una exhibición de enciclopedismo rampante), ya estamos (estoy, leche, jodido plural mayestático) pensando en (hale, ya me he vuelto a torrar con los paréntesis, qué cruz) poner en circulación una amplia gama de productos promocionales. El logo que ven es muy provisional pero creo que podría quedar chulo en:

a/ Una camiseta. Efectivo pero poco original
b/ Una gorra de béisbol. Sí, soy poeta y llevo gorra, ¿qué pasa?
c/ Un delantal. Es lo suyo, ¿no?
d/ Una toalla. Para no desconectar del blog ni cuando se marchan ustedes a la playa.

Ya saben, lo de siempre: elijan su opción preferida (o cuéntenme alguna otra mucho mejor) y a esperar los resultados. Allá por septiembre mandaré hacer lo que hayan decidido, en una limitadísima serie, y lo distribuiré por correo. Para premiar su fidelidad. Porque ustedes lo merecen. Va ven.

LEOPOLDO MARÍA PANERO EN EL PAÍS

LEOPOLDO MARÍA PANERO EN EL PAÍS

Nuestro maldito favorito aquí. O, si no están ustedes abonados a El País, el bueno de Horacio haciendo un copia y pega:

>>La cita es en la Residencia de Estudiantes, y están con él dos amigos: el poeta canario Félix Caballero, con quien Panero ha escrito ya dos libros, y Amaraba, una fan misteriosa. Los dos fuman como él (hay siete paquetes abiertos sobre la mesa) y asisten risueños a la exhibición de Panero, que lleva ingresado cinco años en el manicomio canario del doctor Rafael Inglod (ahora sólo duerme dentro), tras pasar 14 en el de Mondragón. Hablando también escribe poesía.

Pregunta. ¿Cómo es el manicomio?

Respuesta. El puto infierno. El asunto del veneno empezó en Mondragón, pero lo de Inglod es peor. Me han dado toneladas de haloperidol y todavía no he muerto. Lo de Rasputín fue una noche y a puerta cerrada; lo mío va para 20 años y es a la luz del día: el diario de un hombre infinitamente envenenado. España es la que está loca, no yo.

P. ¿Por qué le dan haloperidol?

R. Porque me pasé tres años sin cerrar la ventana.

P. ¿Y qué le hace?

R. Atonta. Pero más inteligente que yo, imposible. Soy tan inteligente como Nieztsche.

P. ¿Cómo se vive dentro?

R. Todo ingreso es un secuestro clínico, toda internación es ilegal. Allí se tortura: no dejan fumar, te hacen hacer la cama siete veces, azuzan a los locos contra mí y no les atan... Atan a los viejecitos por nada y a esos cabrones no los atan.

P. ¿Le dan electroshocks?

R. López Ibor te daba electroshocks y luego te ponía una imagen de santa Teresa en la mesilla. No he visto un nazi parecido en los días de mi vida. Ahora, la lobotomía y el electroshock están prohibidos, y las correas también, salvo en caso de sangre o pelea...

P. ¿Mienten los locos?

R. El loco yerra pero no miente, tiene la perniciosa manía de decir la verdad, como el borracho.

P. ¿Acaso existe la locura?

R. No. Los locos son gente muy puteada y se esconden para que no les hagan más daño. El mito de la enfermedad mental, de Thomas S. Szasz: si el loco es un hipócrita, no está loco, es un hipócrita y punto. Yo aprendí telepatía en París, entendí que pensar venía de hablar, y hablaba y leía en voz alta. Me quedé telépata. "El cante sin guitarra, / el cante a palo seco, / el cante sin meis nada". Es un poema de João Cabral de Melo Neto.

P. Ah. ¿Le gusta el flamenco?

R. No creo en la clase obrera española. Son payasos alfredolandescos. Tras 40 años sin ideología obrera, sólo queda la picaresca y un proletariado chistoso.

P. ¿Psiquiatría o poesía?

R. He pensado dejar la poesía como Rimbaud para dedicarme a la psiquiatría, pero a la real, no a esa falsa que Wittgenstein llamó La máscara y el lenguaje.

P. ¿La literatura cura?

R. Alguna sí. Los literatos españoles se dividen en dos: el burgués ambicioso y los mamarrachos abominables.

P. ¿Cree en la democracia?

R. Soy anarcoindividualista, pero creo. Me sorprende que alguien dijera que la democracia es un anacronismo. No creo que Tejero sea muy moderno. Pero los diputados están como cabras.

P. ¿Qué le parece la ley de matrimonio homosexual?

R. Yo soy bisexual y sadomasoquista. Sádico con las mujeres y masoca con los hombres, aunque también sádico con algunos tíos, depende de lo guapos que sean.

P. ¿Cómo se hizo poeta?

R. A los cinco años. Mis padres estaban aterrados. El poema decía: "Mi corazón temblaba y no era un sueño / fueron muriendo todos los soldados de la guardia del rey / y mi corazón seguía temblando".

P. ¿Freud o Lacan?

R. Freud se creía el anticristo, pero era ambiguo. Decía: "¡¿Sabía usted que soy el diablo y Dios construye catedrales en torno a mí?!". Lacan sabía que los locos sabían que él era el anticristo. Según Jung, Cristo y el anticristo son el sí mismo. El yo no existe en la especie humana. Es lo que Lacan llamaba "el sombrero de Napoléon". El yo es en lo que se pierde el loco. Y el anticristo son los bancos.

P. ¿Por qué no abre un dispensario antipsiquiátrico?

R. Pensé hacerme millonario con la antipsiquiatría y lo sería si me pagaran los derechos.

P. ¿Su poesía es automática?

R. No me prohíbo nada salvo cagar en la silla. Pero mi poesía es técnica. Hablando del cuerpo, Spinoza dijo: "Nadie sabe lo que puede el cuerpo". Y Neruda: "Te escucho orinar al fondo de la habitación". Voy a echar una meada.

P. [Se va, vuelve] ¿Cuál es su poeta favorito?

R. Neruda no me gusta. Mallarmé, sí. Escribe científicamente [recita un poema en francés].

P. ¿Preferiría ser francés?

R. Querría irme a París. Allí no están tan locos como aquí. Aquí no se puede pensar. No es raro que el Quijote sea el ídolo. A san Juan de la Cruz casi lo queman porque se lavaba todos los días. Este país está obsesionado con el sexo desde hace siglos y por eso odian a Dios, porque lo ven castrador.

P. No le gusta el Quijote.

R. Es una novela río asquerosa. Me gusta El licenciado Vidriera.

P. ¿Quién le dicta sus poemas?

R. Como no sea mi conciencia... El hombre no habla, es hablado, dijo Lacan.

P. ¿Escribe en trance?

R. No creo en la bestia de la inspiración, yo cultivo el espanto como una ciencia.

P. ¿El nuevo Papa?

R. Un filonazi. Mi doble.

P. ¿Zapatero?

R. El príncipe de las tinieblas. "Oh, Satán, tú tienes dos cosas: el oro y el regazo de la mujer" (Goethe).

P. ¿Negociar con ETA?

R. Por supuesto. Hace siglos dije que sólo ETA hace oposición.

Un falso majareta, culto y sarcástico



"Hola. ¿Es usted Mora o Mantilla? ¡Da igual! ¿Me puede traer cinco paquetes de Nobel?". Leopoldo María Panero (Madrid, 1948) fuma como un loco pero apaga los pitillos antes de la mitad. Sufre esquizofrenia, o eso dicen los psiquiatras. Los únicos síntomas aparentes son sus murmullos inaudibles, su enganche a la coca light y su paranoia (comprensible) con la CIA. Por lo demás, su lucidez destellante, su inteligencia sarcástica, su cultura-baúl (suelta citas y recita en varias lenguas y sectores: Lacan, Marx o ¡Ana Torroja!: "Y los jamones son de York") y su curiosidad insaciable (poesía, literatura, psiquiatría, antipsiquiatría, física...) le convierten, más bien, en estos tiempos lelos, en un cuerdo tan indispensable como inalcanzable.

LAS BUENAS COSTUMBRES Y EL SANO AHORRO

LAS BUENAS COSTUMBRES Y EL SANO AHORRO

Tengo pocas buenas costumbres: correr por las mañanas con mis miniperros (más bien el que corre soy yo mientras ellos buscan miniperras en celo por el parque), actualizar este blog, escribir poemas y meterlos en la hucha, y pocas más. Lo otro son vicios, supongo: el ron Capitán Morgan, los Farias, etcétera. Bueno, yo prefiero llamarlo "aficiones".

Si estoy escribiendo esto es más bien por costumbre, ya se van haciendo una idea, porque aventuras lo que se dice aventuras estoy corriendo pocas últimamente. Pero ya que he mencionado el tema de la hucha, les cuento que me he hecho con una caja una hucha de poemas. Como toda hucha, ésta sirve para ahorrar: ahorrar poemas, es decir, no empezar a retocarlos, juntarlos, componer plaquettes, enviarlos a concursos, revistas, editoriales, dárselos a leer a mis amigos y esparcirlos por el mundo... cuando en realidad no son muy buenos y merecerían caer bajo el hacha en el proceso de construcción de un buen poemario. Los buenos poemarios se hacen sobre todo con dos cosas: muchísimos poemas y un hacha. Así que hay que ahorrar.

Por lo tanto y al ritmo de unos diez - quince proyectos de poema por semana, la hucha va engordando. Y yo no tengo ninguna prisa en abrirla. Sin embargo, lo harán ustedes participando en un concurso que se me acaba de ocurrir: el día en que algún lector de Poesía y macarrones conteste la siguiente pregunta:

¿Qué famoso poeta y en qué fecha se embarcó en el atolón de Palmira en el velero escocés Wandering Chief con destino Liverpool?

abriré la caja y le dedicaré el primer poema que salga al afortunado concursante.

Envíen sus respuestas en los comentarios, para que el proceso resulte transparente (no es cosa de pagar notarios), y no olviden identificarse correctamente si quieren salir en el libro.

EL TERRITORIO DE LA FICCIÓN

EL TERRITORIO DE LA FICCIÓN

es un territorio pantanoso, húmedo, clásicamente con niebla. Las fronteras las fijaron exploradores belgas sin material cartográfico que en el siglo pasado subieron río arriba mientras se los comían la fiebre y los caníbales, y evidentemente no volvieron vivos para contarnos por dónde las habían puesto.

Mis dos últimas entradas pertenecen a este territorio, creo. En la última, que no estaba destinada a ese país, dejé caer tres niños, cambié el nombre del pueblo y el color del coche y de repente ya no era yo, era la ficción, y todo se había llenado de niebla. Como la que sube del Támesis, pero en Murcia. En agosto. A las cuatro de la tarde.

En mi escena favorita de Los otros, Nicole Kidman intenta abandonar la casa, el territorio de la ficción como cuento de fantasmas en el que cada vez le cuesta más vivir. Llega a la frontera, que está sólo unos metros por delante del caserón, y la niebla la envuelve. Todos sabemos, menos ella, que no podrá franquearla. Un muerto cruza, en cambio, la frontera en la dirección opuesta, el marido, el fantasma, la historia de terror.

Este verano, las altas temperaturas, la elevada condensación marina y el exceso de literatura van a conjurar una neblina que nos envolverá a mi Charo, a nuestros dos miniperros y a mí, metidos en casa con el aire acondicionado puesto, en un territorio donde ya no va a importar el nombre del pueblo ni el color del coche ni el número de hijos. Todo será ficción, y nos escribiremos bien guapos, y pasaremos un verano llenetito de aventuras. Ah, y nuestros chuchos tendrán raza, una nueva creada a su imagen y semejanza, y con su pedigrí en la boca acudirán a cientos de citas con perritas en celo deseosas de procrear. Qué les parece.

OH FILI, OH GALATEA, OH EUDORA

OH FILI, OH GALATEA, OH EUDORA

A todos esos poetas bucólicos que hacían horas extras como pastores en el siglo XVI para que les cuadraran las cuentas a fin de mes, a todos esos vagos que pensaban que lo sabían todo sobre ovejas y cabras y mitología grecolatina pero luego resultaba que en realidad sólo entendían de mitología grecolatina y los rebaños se escapaban o se los robaban delante de sus narices mientran componían églogas (oiga, aquí dice bien claro en su currículum que usted ha trabajado de pastor quince años, cómo que me está mezclando a estas alturas churras con merinas), al hatajo de porretas y hippies del soneto que se la pasaban por los campos de Arcadia suspirando de amor por unas Fili y Galatea y Eudora que habían visto una vez al salir de misa hacía seis meses, de lejos y de espaldas y que por supuesto no habían reparado en la existencia del poeta pero si lo hubieran hecho habrían fruncido el rosado ceño con asco, a la panda de naturistas asexuados que pasaban el día tumbados en los prados mirando al cielo contándose unos a otros el tamaño de las tetas de sus amadas y contando sílabas y acentos para sonar más italianos y erasmistas y típicos hombres del Renacimiento, a todos ésos me gustaría a mí verlos metidos en una oficina de nueve a nueve bregando con tres llamadas a la vez para pagar la puta hipoteca de un piso de VPO en Molina de Segura y la letra de un Seat Ibiza gris metalizado que ya ha empezado a dar averías, con una mujer real al lado que igual te ilumina el día que te lo deja en sombras pero en cualquier caso te obliga a bailar de puntillas todo el rato, con tres churumbeles que son tu alegría pero piden más que la ONU y no sólo dinero como el organismo internacional sino atención constante más allá de la muerte, y visitando semanalmente el Carrefour y viendo Mujeres desesperadas cada noche y notando cómo el porcentaje de retención de Hacienda va aumentando mes tras mes poquito a poquito pero seguro seguro de forma sólo comparable a la manera en que aumenta el tiempo de espera en la retención de tráfico que frena tu llegada al trabajo todas las mañanas (y adelanta la hora a la que te despierta ese bonito pito que emite tu móvil). Oh Fili, oh Galatea, oh Eudora: aquí, buscando aparcamiento en el puto Carrefour a las ocho de la tarde de un sábado cualquiera, con tres críos detrás pegando gritos, mirándome con una décima del amor con que me mira mi mujer desde el asiento de al lado, os quisiera yo ver, hatajo de golfas arrastradas.

SAL DE LA CAMA

SAL DE LA CAMA

Sal de la cama. Sabes que tendrás que salir, aunque sea a por tabaco. Ya sé que piensas que ir a mear no cuenta, pero también sé que tú sabes que tendrás que salir de la cama, e incluso bajar a la calle. A por tabaco, ya digo.

También tienes cierta vaga necesidad de beber cafés con leche. Un máximo de diez y un mínimo (sobre todo un mínimo) de tres al día. Y se te acabará el café, se te acabará la leche, se te acabará el butano.

De acuerdo. Puedes pedir el butano por teléfono. Uno a cero.

Pero tendrás que salir a abrir la puerta al butanero, ¿no? Y tendrás que pagarle. Pero no podrás pagarle más de cierto número de veces sin ir al cajero a sacar dinero, ¿no? Y hay más cosas que tendrás que pagar: el tabaco ante todo, pero también el café, la leche. El pan de molde y el fiambre con el que te preparas sándwiches y te alimentas de cuando en cuando.

Perdona que te diga pero tu plan se resquebraja con sólo mirarlo. Tienes que salir de la puta cama. No tienes alternativa

¿Quién te crees que eres? ¿Baudelaire? Levántate de ahí. Ya has intuido dónde está el mayor problema. El día en que, debido a los numerosos pagos que se efectúan sin que tú te des ni cuenta (el alquiler, la electricidad y el agua, la contribución, las cuotas del préstamo que pediste para enterrar a tus padres, etcétera), ya no haya dinero que sacar con la tarjeta en el cajero. Justo cuando creías que ibas a poder comprar más tabaco, más café, más leche… se cierra el grifo para siempre. Y sabes que en ese momento estarás listo de papeles. Ya será demasiado tarde para reaccionar. Tienes que actuar ahora. Levántate. He ahí una buena razón: sal de la cama ahora para no tener que salir de ella cuando ya sea demasiado tarde.

En serio, ¿qué otra alternativa tienes? ¿Piensas que podrás suicidarte por hambre? ¿Te crees que tienes tantos cojones? Madre mía, cómo te equivocas. Tú saldrás. Saldrás de la cama y llorarás sangre cuando tengas que mendigar comida, pero no tendrás huevos para suicidarte. Y además lo sabes. Así que déjate de historias y sal de la puta cama de una vez.

¿Soy un incordio? ¿Soy una molestia, te fastidio? ¿Tu conciencia solía ser mucho más comprensiva antes, en esa época feliz en la que jamás pasabas treinta y seis horas sin salir de la cama? Me creo con derecho a tocarte los cojones. El Universo me respalda. Estamos juntos en esto.

LA BELLEZA DE DEFINIR

LA BELLEZA DE DEFINIR

Dado que yo soy (gracias a dios) el único poeta en prácticas de mi grupo de amigos, éstos suelen venir a mí para que ilumine su desconocimiento de la materia. Elevan a mí sus miradas y me preguntan:

- Horacio, ¿qué es poesía?

En ese punto yo oigo una voz en mi mente que decide la respuesta por mí, intenta emitir la respuesta por mí, me convence de que sería maravilloso soltar a bocajarro un bonito:

- Poesía es cuando te callas

No lo hago, pero más que nada por consideración. Les suelto un rollo acerca de la primera instancia lingüística y la misteriosa zona del cerebro que se pone a funcionar cuando leemos un soneto de Shakespeare, la memorabilidad, el extrañamiento de Bakhtin, el verfremdungseffekt y mil chorradas más. No entienden nada (yo tampoco). Al rato me quedo sin nada que decir.

Entonces miramos al otro lado de la calle y vemos a una chica en minifalda tratando de arrancar una Vespa Primavera de color rojo. La minifalda es blanca, a juego con los zapatos. Lleva una blusa verde. Exacto, me refiero a La Morena De La Vespa. Arranca a la quinta patada y sale petardeando.

Brindamos por la poesía no escrita, no lingüística. O apenas lingüística. Cuanto menos lingüística mejor. Y nos vamos a casa.

¡EL DÍA DE QUIÉREME HASTA QUE TENGA QUE DECIRLE A LA GENTE QUE ME HE CAÍDO POR LAS ESCALERAS!

Quiéreme tan fuerte y tan a menudo y tan a lo loco que cuando la gente me pregunte "¿Por qué no tienes dinero para comer?", yo tenga que decir, "Nadie que yo conozca bebe. Sólo estoy ahorrando para un par de zapatos caros."

Quiéreme tan estentóreamente que me provoques cardenales como pulseras alrededor de las muñecas y cuando la gente me pregunte por qué llevo tres relojes en cada mano sólo pueda decirles, "Swatch ha vuelto a lo grande".

Quiéreme hasta que peque saltos de la silla tras ruidos fuertes, gritando "¡No, no, lo siento ya me callo!" y entonces tenga que prometerle a todo el mundo en la sala de reuniones que me voy a pasar al descafeinado en los descansos.

Quiéreme con una furia que me haga pensar que soy una asquerosa, asquerosa zorra que merece morir sola y olvidada en un paso subterráneo con lo que creeré que toda interacción humana se basa en tomar la posición de ventaja y asegurarse de tener una venganza preparada para todo el mundo de modo que cuando mis amigos me hagan cumplidos por mi ropa yo me ponga rígida y me prepare para la patada que sin duda viene a continuación y ellos puedan oír en mi voz que levanto las defensas cuando responda, "¿Este trapo viejo?"

Quiéreme, no me dormiré.

Quiéreme, no me lavaré.

Quiéreme hasta que esté en un autobús de vuelta a casa de mis padres.

Quiéreme. Está de moda.

¡Feliz día de Quiéreme hasta que tenga que decirle a la gente que me he caído por las escaleras! Ahora dame mis rosas.

Girls Are Pretty 12-VIII-02

AHORA

AHORA

Una de mis frases, o versos, o citas favoritas es ésta, de Raymond Carver: Adoro todo lo que me hace crecer. Está nada más abrir mi primer libro, por ejemplo, pero sobre todo está aquí de cejas para adentro, y me la repito muchas veces, casi todos los días. Y ahora que me acerco a los treinta y estoy sufriendo la famosa crisis de los pretreinta (ya veremos cuando los cumpla si la crisis de verdad es mucho peor, pero no creo), más. El caso es que cuando me pongo negativo (esa clase de negatividad pretreintañera, ya saben), me digo esa frase.

La frase la encontrarán en Un sendero nuevo a la cascada, el último libro de Carver, escrito desde la enfermedad que se lo llevó por delante, el cáncer de pulmón. Es un libro hecho de recortes, un libro-álbum, un cofre del tesoro o un poema de los dones, en el que Carver parece juntar las cosas buenas que tiene alrededor (la literatura, Tess Gallagher, la pesca) y dejarlas anotadas, además de dar las gracias en un poema por sus últimos veinte años de vida, los que parecían imposibles en la época en que era un alcohólico deshauciado y no podía escribir. Y tanto esas dos décadas de vida regalada como la recta final de 1988 son un sendero nuevo a alguna cascada, un viaje, una forma de crecer. Como ya habrán adivinado, en esta frase la palabra crecer tiene un significado bastante especial, porque la dice un moribundo que además vive de prestado, de milagro. Crecer también es quemar, consumir la vida, tener hambre de la vida. En su pitillera, Carver había hecho grabar la palabra Ahora.

Luego yo podré estar más o menos jodido ante la perspectiva de cumplir treinta tacos y dejar oficialmente de ser joven, pero hay una frase talismán que puedo oponer a eso. No me digan que no hay frases que son puertas, naranjas en el desierto, etcétera.

BIG MACS DEL SER

BIG MACS DEL SER

Felicidades: ya es agosto. Es posible que ya se encuentren ustedes de vacaciones. Celébrenlo. Pero en ningún caso lo hagan en el McDonald's. ¿No han visto Super Size Me? Nada de McDonald's. Un poeta empieza comiéndose un Big Mac un día así como por descuido y acaba poniéndose gorras de béisbol. Desnaturalizándose. Lo repito: nada de Big Macs. Que me voy a enterar.

THERE IS NO SUCH THING AS TOO MUCH SEX

THERE IS NO SUCH THING AS TOO MUCH SEX

Una rapidita... Es posible que se les haya escapado, pero en el día de hoy el estado de Australia ha retirado un videojuego de su mercado, concretamente "GTA San Andreas", porque han detectado que, mediante un parche llamado Hot Coffee, los personajes del mismo podían practicar sexo explícito. Los desarrolladores echaron la culpa en un primer momento a los hackers que crearon el parche, pero después se demostró que esa parte estaba incluida en el código original del juego, sólo que oculta, y que lo único que hacía Hot Coffee era desbloquearla.

Yo he jugado a estos juegos. Uno adopta el papel de un pandillero de los años ochenta. Roba vehículos, trafica con drogas, pone bombas, asesina a sangre fría. Se puede utilizar un destornillador como arma blanca y acuchillar con él a una serie de víctimas, y se puede oír a éstas gritar y agonizar mientras la sangre salta hacia la (es un decir) cámara. Uno gana puntos por pasar con el coche robado por encima de los cadáveres, si no recuerdo mal. Por todo esto, el juego había recibido una calificación (algo muy importante en ciertos países anglosajones) de "Mayores de 17 años". Al descubrirse el pastel (me refiero a las escenas de sexo), la calificación ha cambiado automáticamente a "Sólo adultos" en EEUU, y en Australia ha sido proscrito.

¿Por qué?

¿Mi hijo de diecisiete años puede atravesar el corazón de un transeúnte con un destornillador en un videojuego, pero no hacer el amor con una chica del barrio?

¿Estamos todos piantados (Empezando por Hillary Clinton)?

Denme una pista. Ya sé que probablemente tendrán que retrotraerse unos dos o tres mil años en la Historia, pero háganlo. Porque no entiendo nada de nada.

LOS SOÑADORES

LOS SOÑADORES

Ayer vi Los soñadores, del amigo Bertolucci. Durante la primera media hora se me fue instalando la sonrisa de bobo, y a la altura de la carrerita por el Louvre, me di cuenta de que me caía una lágrima. En total tres lágrimas. ¿Por qué? Pues sabe dios por qué, mire usted, si supiera por qué también me sabría la definición definitiva de la palabra "cine". Por muchas cosas juntas, en proporciones heterogéneas, digo yo. Sobre todo porque, como dice don Julio, en algún momento nos equivocamos de vía, y seguimos por la falsa, ¡pero que no nos cuenten que esto es lo que hay, que estamos donde deberíamos! En fin, mayo del 68, nouvelle vague y Eva Green... ¿se le puede pedir algo más a una película?

DOS POEMAS

Oh, qué catástrofe, se me ha borrado una de las mejores entradas que había escrito nunca. No saben lo que se han perdido. Desastroso.

En fin, la cosa iba de que la escritura (o al menos la emisión) de poemas es una actividad humana harto común, como respirar o tomar café o mirar al cielo para ver si llueve de una puta vez. Y todo esto lo ilustraba yo poniéndoles dos ejemplos de poemas bonitos encontrados por los blogos, eso sí sin que sus autores pretendieran componer un poema, pero definitivamente poemas:

1/ Vía Trattoria On Line, y al final de una entrada absolutamente maravillosa sobre el chef renacentista Bartolomeo Scappi, estas palabras de Revel: levantando las tapas de la Edad Media sentís aletear en vuestra nariz un áspero vapor cárneo, con olores de clavo, azafrán, pimienta, jengibre y canela. Al asomarnos a los pucheros renacentistas, respiráis una dulce y afrutada bruma de azúcar cocido y jugo de pera o grosella, a punto de hervir juntos, silenciosamente...

2/ Vía Ababol, y en boca de un amigo de la autora: en los países cálidos, el arrullo del agua en la fuente produce en las conversaciones el mismo efecto que, en los países fríos, el crepitar del fuego en la chimenea...

Y en este punto yo comenzaba una reflexión cojonuda sobre los miles y miles de poemas que recorren el orbe de esta manera: frases que uno recuerda que alguien dijo, o fragmentos que hemos leído una vez y ya no se nos olvidan (en mi caso esta frase de un documental: el pulpo es una masa pensante de músculos que fluyen como el agua). Sean o no sean malos estos tiempos para la lírica. Y ya como bonito remate, se me ocurría que al menos para la poesía social, los tiempos no son malos, abran ustedes un periódico a la manera de (otra vez) Reichmann en El día en que dejé de leer El País. Que van a ver.

Y la última línea de todas era: No se contengan. Aumenten el torrente. Díganlo.

Bueno, ¿eh? Ay, qué pena, lo que se han perdido.