Blogia

Poesía y Macarrones

ADIÓS CULOS, ADIÓS TETAS

ADIÓS CULOS, ADIÓS TETAS

Como no se me ocurre nada mejor, les recuerdo que el mes de octubre es el reverso (tenebroso o no) del de abril, y que, por lo tanto, según Eliot, la cosa debería de ir así:

Octubre es el mes más amable, marchitando
Las lilas de la tierra viva, separando
La memoria y el deseo.

Todo esto viene a significar que la sobrecarga hormonal que sus cuerpos de ustedes han venido soportando desde el principio de la primavera va a ir remitiendo, y podrán empezar a concentrarse en cosas que no tengan nada que ver con el cuerpo femenino (o masculino, según su opción de usted). El trabajo, la literatura, los estudios, etc... vuelven a encontrar un hueco en nuestros cerebros, que parecen emerger de un pesado sueño (húmedo). La ropa de abrigo también es una ayuda.

A mí personalmente me gusta ir entrando en el invierno. Claro que yo soy murciano y en Bielorrusia tendrán otra opinión. ¿O no? Amigo bloguero bielorruso, le animo a comentar.

Y a los demás, buen fin de semana.

QUÉ SABRÁS TÚ DE LAS MUJERES

QUÉ SABRÁS TÚ DE LAS MUJERES

Se me ocurre que, a veces, un poema está formado por la conjunción (estelar) de dos elementos, poéticos o no en su forma original pero que sólo en esta mezcla única consiguen este sabor. Un poco como los macarrones y el tomate, qué sería del uno sin el otro, ¿no? Hay parejas que en realidad son unidades, y cuando esto pasa es más bien maravilloso.

Así que voy a intentar yo un 1+1, y agarro el fragmento de Whitman que he encontrado chez Pistacho:

This is the female form,
A divine nimbus exhales from it from head to foot,
It attracts with fierce undeniable attraction,
I am drawn by its breath as if I were no more than a helpless vapor
all falls aside but myself and it.


y le añado la declaración de Rania Albaz que he encontrado en Guerra eterna:

In our country, if a woman complains to the police or a member of the family that her husband is violent, she is told to be patient, men are like that. What will the neighbours say? What will your family and friends say? Do nothing, otherwise he will divorce you - you will be a divorced woman, a whore, you will lose your future. So if a woman is abused, there is this mixture of humiliation and pride. She is afraid of speaking out, of being criticised. She wants to keep this perfect image of a woman.

En fin, las mujeres, ese tema infinito (en el que sin embargo me encanta entrar, truene o granice). Hagan ustedes una lista con lo que se perderían si, debido a por ejemplo una súbita hermafroditación (palabro) de la especie Homo sapiens sapiens, las mujeres desaparecieran. Y díganme si no está el universo en esa lista, porque en la mía sí figura.

HUELLAS DE THOREAU, HUELLAS DE RIMBAUD

HUELLAS DE THOREAU, HUELLAS DE RIMBAUD

Dado que éste es un blog sobre macarrones, les contaré que acabo de comerme los macarrones más raros de mi larga vida: guisados con patatas, cebollas, zanahorias, judías y lomo de cerdo. Así sin salsa ni nada. Me ha invitado Rubén, un compañero; dice que es comida tradicional chilena (porque él es chileno), pero yo creo que se lo ha inventado sobre la marcha. También dice que es primo lejano de Alfonsina Storni, yo, la verdad, ya no sé qué creer.

Luego, navegando por la procelosa blogosfera, me encuentro una nota en el blog de Trapo recordando a Thoreau y su Walden. Una cosa y otra me llevan a un elogio de las cosas sencillas en forma de breve nota mental (y de entrada de este blog). Et in Arcadia ego me solazo.

A continuación, cuando creo tener un bonito post y tal me encuentro con que el amigo Hautor ha traducido un poema inédito de Arthur Rimbaud que el poeta conservó consigo toda su vida y que apareció en las maletas del último viaje que hizo, de vuelta a casa, enfermo, a través de media África y media Europa.

Y claro, dudo mucho, pero al final pulso el botón de publicar.

FIJO QUE SÍ

FIJO QUE SÍ

Resulta que me hacen fijo en la empresa. Pero yo (gracias a mi amigo Troposki, who made me see the light) tengo otros planes: sacarme una placita de profe de L y L en Madrid y ganar el Hiperión. Ya el año que viene, con mi premio en el bolsillo acreditándome como poeta joven del 2006 y mis tres dieces, hablaremos del gobierno, como decía mi abuela. Fijo yo, je, je, je. Yo soy más bien infijo (partícula rarísima en castellano, idioma más inclinado a prefijos y sufijos).

Estoy contento, no obstante, sobre todo por temas bancarios. Es sabido que los bancos adoran el fijismo, la fijeza y el fijerío, y si eres tan tonto como yo, que pretendo hipotecarme, ayuda.

Pero eso sí, tengo mucho trabajo. Habrá que estudiar algo, digo yo. Y escribir algún que otro poema. Me pongo a ello. Ahí los dejo, entonces. Cuídense.

CITA DEL DÍA: Je suis fou
Tu es belle
Yeah

VIVE LA FÊTE - Attaque Surprise

POLAROIDS Y NUBES

POLAROIDS Y NUBES

Como ya he venido repitiendo en mi hobra literaria, por activa y por pasiva, en varios idiomas y a lo largo de miles de versos, a este mundo hemos venido sobre todo a una cosa: tumbarnos sobre la hierba y sacar fotos de las nubes, con una Pola. Y si bien es cierto que esta actividad causa cierta sensación de culpabilidad, y casi siempre es inevitable abandonarla para acometer otras, como solucionar los problemas de África o estudiar para las opos de secundaria, no por ello hemos de perder el norte e invertir nuestras prioridades, que son, insisto: a/ estar tumbado boca arriba, y b/ sacar polas y más polas, de las nubes. Mientras a tu alrededor la gente habla e incluso grita y te llegan palabras sueltas: ...estatut...nación...golpe de estado...desmembramiento de España...Jiménez Losantos...y tú sigues a lo tuyo, esta vez sin el menor rastro de culpabilidad, y te embarga una sensación muy cálida, como de estar ocupándote de lo verdaderamente importante, o más bien desocupándote de lo verdaderamente portante.

¿POR QUÉ NO MUDARNOS A UN DÚPLEX, ENTRE PINTO Y VALDEMORO?

¿POR QUÉ NO MUDARNOS A UN DÚPLEX, ENTRE PINTO Y VALDEMORO?

El sábado me metí en la librería de siempre y compré El lago de los botes, de Edgardo Dobry, y Fractales, de Clara Janés.

Hojeándolos, antes de comprarlos, pensé que tenían una virtud poco evidente: la no toma de posición ante las grandes discusiones de poesía contemporánea. Estos poetas no tratan de ser, ni evitan ser, posmodernos, o formalistas, o experienciales, u órficos, ni pertenecer a ningún grupo. Edifican sus libros en tierra de nadie y no participan en las batallas, lo que en el caso de Dobry, editor, crítico y periodista cultural, tiene más mérito aún.

La indefinición nos pone nerviosos, sin embargo. Nada como tener todo clasificado y reposando en la estantería correspondiente para que se calme un almacenista. Claro que en los inmensos países despoblados, entre la A y la B, es fácil perderse pero la tierra es más fértil. Y la cerveza más barata.

CAMBIOS Y CITAS

CAMBIOS Y CITAS

Uf, qué resaca más inconveniente... Llevo toda la mañana acordándome del último gintónic que me bajé anoche, con esa pinta y ese limoncito y esos cubitos y esa espumilla que me decían: vamos, bébeme, soy inofensivo, soy tu amigo, ven. Traidor. Bicho dañino.

En fin, basta de hablar de gintónics en mi blog, que cualquiera diría que soy un borrachuzo. Les prometí un repaso a las últimas noticias chez Horacio, que algunas hay. Lo primero y más importante, que me mudo con mi Charo al proceloso barrio del Carmen, en Murcia capital (qué hermoso sintagma). Nos vamos a comprar un piso viejo, un segundo sin ascensor pero con una terraza como para jugar partidos de futbito. Nos vamos a endeudar un poquito más y no sabemos cómo pagaremos las muy necesarias reformas, pero nos importa un pito, estamos encantados. Y nuestros miniperros yo creo que también.

Lo segundo, que cambio de trabajo, eso sí dentro de la misma empresa, de Tráfico a Administración, lo cual espero que se traduzca en menos peleas telefónicas y más tranquilidad, ya vereu.

Lo tercero, que los estudios parecen rehuirme y todas las preinscripciones que he echado han terminado en no admisión o en desconvocatoria del curso, con lo que me estoy planteando volver a probar suerte en las opos, adolescentes del sureste de España temblad.

Y eso es todo. Y también termino la entrada, no me pidan maravillas en mi estado. De postre los dirigiré a un blog bastante chulo, pensado como colección de citas, que he encontrado hoy. Con lo que se me ha ocurrido que me gustaría mucho que me contaran vía comentario su cita favorita, ésa que tienen en el fondo de escritorio mental, ésa que repiten y repiten para exprimir la sabiduría. Si les apetece.

LA SERPIENTE DE LOS TRES PASOS

LA SERPIENTE DE LOS TRES PASOS

La nunca bien ponderada Red (o, como dicen los anglosajones, güé, es decir, la Interné) tiene estas cosas: uno empieza un paseo en el jardín de al lado de su casa y, a los tres pasos, está en el país de los monstruos, sin tierra debajo de los pies, cayendo por esa puerta abierta en el suelo que es siempre la literatura que merece la pena. A mí me ha ocurrido hoy, nada más abrir Milanesa y encontrarme un poema prodigioso de una tal Mori Ponsowy, todo lo cual me llevó a hacer el googleo y llegar a ese blog (al que me abono inmediatamente), donde me topo con una carta de Sharon Olds a Laura Bush que me pone los pelos de punta. Como ir a Australia en tres pasos, vamos, pero aprendiendo más.

EL SPLEEN DE PARÍS SANGONERA LA VERDE

EL SPLEEN DE <s>PARÍS</s> SANGONERA LA VERDE

Como entrar sin hambre al Bulli, como ir de luna de miel y no follar, como meterse en Diego Marín sin un duro en el bolsillo o estar de vacaciones (suspiro) y decir que no, que no te apetece el gintónic, que mejor te vas a la cama, los días como el de ayer (sin ver a amigos, sin escribir poemas, sin leer nada memorable, sin comer macarrones y por supuesto sin echar un quiqui) me producen un nerviosismo que, sin duda, los seres inmortales no sufren. Y luego lo mejor es que soy yo mismo el que se inflige estas torturas, yo quien se compra un bajo en una esquina cualquiera de su vida y pone una sucursal (franquiciada) de la Negra Muerte. Y se instala detrás del mostrador.

ALBACETE

ALBACETE

El día once del corriente, Charo y yo regresamos de Madrid. Por la tarde, cruzábamos a ciento cincuenta la provincia de Albacete en nuestro Seat Ibiza, buscando canciones en la radio, bajo un cielo hermosísimo salpicado de nubes. Nubes así sólo aparecen en septiembre: duras, administradoras de un blanco perfecto inmune tanto al azul como a la luz dorada del sol. Respiré hondo.

La percepción de conjunciones tan redondas como la que acabo de describir depende de un órgano secreto, una especie de antena que no se sabe bien dónde está pero que recibe poesía 24/7. Lo único que tiene que hacer un poeta es una pequeña labor de mantenimiento como mucho. Sólo escuchar, descifrar, transmitir, archivar. Como un operario del telégrafo.

MACARRONI PORDIOSERO

Ingredientes
3 Cucharadas de aceite.
1 Taza de macarronis o coditos.
1 Libra de carne de res molida.
3 Berenjenas grandes peladas y cortadas en cubos.
1 Cebolla picadita.
1 Aji verde picadito.
1 Cucharada de oregano fresco o tomillo.
1 Taza de salsa de tomate.
1 Taza de tomate picadito.
1/4 Taza de verdura picadita.
1/2 Taza de aceitunas rellenas picadas.
2 Tazas de queso cheddar rallado.
1/4 Taza de ketchup.
- Sal y pimienta.

Preparación

Cocine la pasta al dente, escúrrala y reserve.

Ponga las berenjenas con sal a escurrir por 1 hora en un colador, enjúaguelas, sáquelas y sofríalas en una cucharada de aceite.

En otra sartén y el resto del aceite, sofría ajo, cebolla, ají y carne por 5 minutos.

Agregue la salsa, tomate, ketchup, aceitunas, pasta, sazone con sal y pimienta.

Deje cocinar 2 minutos, póngale las berenjenas y deje cocinar 2 minutos más.

Sirva con el queso encima.

SIC TRANSIT GLORIA MUNDI

SIC TRANSIT GLORIA MUNDI

De vuelta al tajo, digamos. Será verdad aquello de que pero el viajero que huye, tarde o temprano, detiene su andar, supongo. Nos creemos sondas espaciales pero en el fondo no somos más que satélites. Nuestro destino consiste en volver.
Ahora yo tendría que hacerles un montón de reseñas de los libros que me he leído en mis semanas de libertad, contarles con pelos y señales los fastuosos viajes que he hecho, comentar las noticias que se me han pasado, etcétera etcétera, pero no tengo ánimos. Pero diré así como de paso que, al final, la ginebra la he tenido que comprar de marca MG, por aquello de la economía. Ya ustedes sacan sus conclusiones.

En fin, vamos a ir tocando tierra poco a poco, que la crisis posvacacional es aguda (dios, ¿es que tendré que pasar por todas las crisis tontas que cuentan en las revistas para tías?) y parece que se me ha olvidado escribir. Mientras tanto, no dejen de visitar Wulffmorgenthaler. Ayuda.

EQUIPAJE DE VACACIONES

EQUIPAJE DE VACACIONES

Ya está. Ya ha llegado el día treinta y uno, me quedan cuatro horitas para salir por la puerta y no volver hasta el día veintiséis, qué les parece. Si hay una palabra bonita, ésa es septiembre. Si hay una palabra bonita, ésa es vacaciones.

Me llevo en la maleta:

Vineland, de Thomas Pynchon. Supuestamente la puerta de servicio para entrar a la obra de este paradigma de lo posmoderno. Ya veremos.

Arder en el agua ahogarse en el fuego, de Charles Bukowski.

Expiación, de Ian McEwan.

Música de lobo, la antología de Carlos Edmundo de Ory que salió en Galaxia Gutenberg.

Magia, de Manuel Vilas, a medio leer y con un regustillo a Don deLillo que no me está gustando nada, ya les contaré.

Truffaut, la biografía de Baecque y Toubiana.

Y una botella de Beefeater. Les diría que voy a intentar actualizar desde la playa, pero no quisiera yo engañar a un público tan respetable ni creo que éste tragara, así que ahí los dejo, cuídense y, si por azar llegan al blog durante el intervalo en busca de emociones fuertes, ahí tienen todos esos enlaces de la derecha, que no por nada los he elegido yo con amor para que ustedes los disfruten. Besos.

ODIO MUJERES DESESPERADAS

ODIO <em>MUJERES DESESPERADAS</em>

Esto sí que es odiar sin conocimiento de causa, porque no he visto más de cinco minutos seguidos de la serie, pero me da igual. Odio Mujeres desesperadas. Me dan arcadas los monólogos en off que se marcan en plan soy muy profunda soy muy moderna soy muy guay. Me salen sarpullidos de la urbanización en la que viven (¿es que no han visto Eduardo Manostijeras?). Las continuas muertes violentas, asesinatos, infidelidades, que los guionistas van acumulando en un vano intento de captar la atención de alguna neurona pueblerina. La supuesta sex symbol latina que enseña sin tapujos su interpretograma plano, que se ha operado más veces que Sara Montiel. Y sobre todo odio, odio, odio la musiquita, ese ridículo pizzicato que quiere decir todo es esta serie es cool, pero que en realidad lo que me dice a mí es todo en esta serie es una ful.

COLECCIONABLES POSVERANIEGOS

COLECCIONABLES POSVERANIEGOS

Si hay un fenómeno que me llena de esperanza en la humanidad, si hay un signo que definitivamente demuestra y certifica que el capitalismo es un camino erróneo, ése es la invasión de coleccionables posveraniegos. El Capital diciendo estupideces borrachas, el Capital poniéndose en ridículo o desbarrando o cagándose en nuestro padre o en cualquier caso montando una escenita de ésas que una vez montadas ya no se borran de la memoria de los asistentes, algo así me parecen todas estas colecciones chorras que no compra absolutamente nadie pero que, septiembre tras septiembre y enero tras enero, se llevan millones y millones de euros en publicidad por delante para nada. ¿No les huele DelPrado un poquito a chamusquina? Pues eso.

Yo personalmente visualizo una personificación del Capital (cada uno tiene la suya pero para mí es un tipo gordo con la cara rosa y la piel un poco húmeda de sudor, lampiño y nazi como los verdugos de El proceso de Kafka), gritando a sus subordinados que sí, que este septiembre es la buena, que uno de cada dos españoles se van a comprar desde el primer número hasta el último Tanques del siglo XX, o Casa de muñecas andaluza, o Ánforas del mundo antiguo. Lo veo firmando elevados cheques para pagar la publicidad y la oferta de lanzamiento. Y luego lo veo allá por octubre cagándose en la puta que nos parió a todos por no comprar ni una docena de fascículos tres, y cancelando la colección (siempre se queda el mismo gilipollas colgado con la colección a medio, y eso que se las hace todas y ya podría prever que las van a cancelar). Palabrita de hijo de quiosquera.

Y luego me veo con mis compadres regocijándonos en nuestro ránking de lanzamientos estúpidos del ejercicio. El año pasado ganó, si no recuerdo mal, "Cascos de colección". Éste, el top ten sigue abierto. Para participar, manda un mensaje como éste: "TOP TANQUES" al 5552*. O deja un comment, a ver si nos reímos.

*Precio del mensaje 0'90€. Mínimo 19 mensajes para poder votar. Sí.

NORWEGIAN WOOD

NORWEGIAN WOOD

Rediós, qué laaaarga se me está haciendo esta semana. Bueno, les quería contar que ayer terminé con Tokio blues (horroroso apaño que han hecho los de Tusquets con el título original, Norwegian Wood ((exactamente, la canción de los Beatles))). Y se me ocurrieron unas cuantas cosas, que paso a contarles.

Se ve que la nouvelle vague anda de moda. No hace muchas entradas les hablé de la revisitación Bertolucciana del mayo del 68 (ocasionando un animado debate sobre el tamaño de las tetas de Eva Green), y ahora cae en mis manos esta aventura ambientada en el Tokio de finales de los sesenta, con un protagonista con problemas existenciales, afición al jazz, el whisky y los Beatles, y un montón de sexo con jovencitas liberadas (yum yum). ¿Les suena? En efecto, ésta es una pega de la novela. Hay más. Continúo.

El libro es terriblemente solipsista y el noventa por ciento de lo narrado pertenece a la interioridad del protagonista (y a su correlato objetivo, es decir, los cambios de estaciones, la lluvia, etcétera). Todo lo que hace el resto de los personajes tiene una repercusión en el ánimo del héroe, y si no, simplemente no se cuenta. Estando así las cosas, no esperen mucha geopolítica.

Todo da una impresión, no de desaliño, pero sí de descuido. Aunque los acontecimientos son recuperados mediante un sencillo flashback, se van contando un poco a la buena de Dios, sin capítulos, sin equilibrio, sin estructura, sin que unos tengan un peso específico mayor que otros. Además, el protagonista escucha en un momento dado un CD (en, recordemos, 1968), y dice odiar las fundas de colores para móviles. Y la investigación es nula, y se nota incluso en ausencia de dificultades como temas demasiado técnicos, etc.: hay un personaje que sigue la carrera diplomática y el lector español tiene la sensación de saber más del servicio consular japonés que el mismo Murakami, mientras que otros están en una institución mental que da menos el pego que si yo me pusiera a escribir sobre la C.I.A. (porque yo crecí más bien siguiendo los movimientos de la T.I.A. en lucha eterna contra la A.B.U.E.L.A.).

¿Pero y qué? Ese descuido incluso le hace bien a la historia. Se ponen en marcha los suficientes mecanismos sentimentales (inocencia, belleza, memoria, curiosidad) como para ensartar a cualquier lector, y, así como la canción de los Beatles retrotrae a Watanabe a los años sesenta en Tokio, la novela nos enfrenta a nosotros con la adormecida adolescencia. Y luego está la maravillosa limpieza de determinismo de la prosa japonesa, según la cual los personajes no actúan movidos por acciones y reacciones en plan perro de Pavlov o heroína de Zola, sino por pulsiones misteriosas emparentadas con las fuerzas de la naturaleza o los colores del cielo, como si fueran nubes de verano, por ponerme preciosista. Y el veredicto es: la novela merece la pena. La prosa de Murakami no es tan adictiva como dice el exagerado de Fresán, pero como ligero soplo en el órgano elegíaco no está nada mal. Y además hay un huevo de sexo (con japonesas).

ODIO A LOS HARE KRISHNA

ODIO A LOS HARE KRISHNA

He encontrado un blog bastante gracioso que se llama Odiolitos (una página sobre lo que Litos odia). La idea es muy buena: en cada entrada se despacha a gusto sobre una de esas cosas que, como dicen los anglosajones, amamos odiar. Las gafas de pasta, Björk, Ámelie, las bodas o los vegetarianos van siendo triturados con una rabia acojonante. Con una rabia muy sana.

Porque odiar es de lo más sano. Jamás he confiado en esa gente que, empachada de filosofías orientales (más bien horientales), imposta una interioridad impoluta y declara no odiar nada ni a nadie. Perfect sunshine of the spotless mind. Mis cojones. Un tipo que no odia es un tipo que no ama, ése es el circuito y ésa es la lucha. ¿Qué aman estos pseudobudistas por la senda del nirvana? ¿Las flores? ¿Los riachuelos procelosos? ¿La armonía de todo lo creado? De hecho, el nirvana se define como la confluencia del bien y del mal, la desaparición definitiva de todo amor y todo odio: la paz infinita. Es decir, estar muerto. Se supone que los budistas se reencarnan indefinidamente hasta que alcanzan la pureza suprema, ¿no? Pues ahí lo tienen. Para quien lo quiera, el nirvana ése. Si me pierdo, no me busquen en Lhasa.

Odio a la gente que no odia nada. Y con esto inauguro la sección ODIO, que espero que disfruten.

CUANDO EL SOL PEGA EN LAS CABEZAS

CUANDO EL SOL PEGA EN LAS CABEZAS

Cuando el sol pega en las cabezas... (así con puntos suspensivos) era una de las mejores frases recurrentes de mi abuela. Con ella explicaba todo tipo de comportamientos excéntricos de familiares y conocidos. Me encantaría saber si, ante esta noticia, volvería a decir lo mismo. Al final va a tener razón mi amigo Víctor, madrileño él, que decía que los murcianos le parecíamos inquietantes, por alguna razón misteriosa. Que nunca sabía en qué estábamos pensando. Pues ya está claro: pensamos en matar gente, que era lo que todos ustedes sospechaban pero no se atrevían a decir.

SEPTIEMBRE (Y YO NO VOY A ESTAR)

SEPTIEMBRE (Y YO NO VOY A ESTAR)

Cierren los ojos y rumien (o rumíen, no me aclaro del todo) esa hermosa palabra latina: Septiembre. Inmediatamente empezarán a escuchar, de fondo, la vieja canción de Los Enemigos. O no, nunca se sabe.

Septiembre es mi mes favorito. El mes más propicio a todo tipo de aventuras. Era Septiembre cuando me mudé a casi todas las ciudades en las que he vivido, por lo tanto el mes en que las exploré y las conocí: Sarajevo, Mánchester, Zagreb. Y todo el mundo parece estar de viaje, perdido o al menos no disponible, y los reencuentros no son reencuentros sino encuentros casuales, como el de Livingstone y Stanley, y producen una forma intensa de alegría, y las cervezas saben mejor.

Uno de mis poemas preferidos, por otra parte, uno de ésos que te sacuden y te comen el cerebro y se te quedan en el fondo de escritorio mental (estamos hablando de un chavalín de catorce años), empieza así: Era un día del azul septiembre cuando / bajo la sombra de un ciruelo joven / tuve a mi pálido amor entre los brazos / como se tiene un sueño calmo y dulce. Otro que me maravilló, muchos años después, empieza de esta forma: En la sucia paleta del verano / se desleía el azul raspado de septiembre. (Se abre un concurso para ver quién identifica los poemas, al loro Hautor). Y es cierto que este mes tiene ese color: el sol afloja un poco su encarnizamiento, y el cielo deja de ser una hoguera de fuego blanco, y recupera su color natural.

Me encanta este mes. No veo la hora de que llegue. O será que me voy de vacaciones, quién te dice.

VACACIONES EN BOMBAY

VACACIONES EN BOMBAY

Más gintónics... anoche con mi compadre Javi (de venueconnection) por los bares de Murcia. Y sí, hoy estoy trabajando, no crean. Al pie del cañón desde las nueve de la mañana. Como dice Trapo, conforme uno va cumpliendo años, los gintónics se van haciendo más y más necesarios, en sustitución de las bebidas azucaradas que prefieren los adolescentes (en lenta progresión desde el Licor 43 con piña ((qué angustia)), pasando por el ron oscuro con fanta y cosas así). Además, si lo bebe Manuel Vilas, por algo será, qué diablos.

El caso es que sí, que me fui de parranda un lunes veintidós de agosto por los bares de una ciudad abandonada llamada Murcia, y me los encontré todos abiertos, y llenos de gente. No la misma gente de siempre (porque yo cuando voy a sitios como El Albero o El Ahorcado Feliz suelo tropezarme con conocidos, y anoche no ocurrió), pero gente. Eso sí, gente rara. Gente que parece de fuera: un tipo de más de dos metros con pinta de escandinavo que nos tapaba la luz, en el primer sitio, una pareja de avanzada edad que se comía la boca y compartía una cerveza caliente, acodados a la barra del segundo, y así todos. Extraños ante todo por estar en los bares un lunes de agosto, en la capital deshabitada del verano. Lo que Panero llamaría jugadores de Bacará (en la noche), buscadores (-¿pero buscadores de qué? -sólo buscadores), veraneantes del Ser que en lugar de irse a la playa se van a esa otra playa desierta que es una semana de gintónics, o de brugales con fanta, o de casinos semivacíos o de tiendas de chinos o de gasolineras en que comprar el desayuno de vuelta a casa, con la luz ya muy alta y una clarividencia más bien difícil de encontrar a la misma hora en el Mar Menor clavando la sombrilla frente a una laguna erizada de medusas.

Ah, y Javi está bien. Proyectando el siguiente disco (más analógico), tolerando el trabajo en el banco, disfrutando de unas largas vacaciones sin nada que hacer. Le haremos una visita, en cuanto podamos.

MÁS TORMENTAS

MÁS TORMENTAS

Ufff... todo el santo fin de semana bebiendo gintónics de dos en dos (la mano con la que antes solía sujetar el cigarro ahora la uso para sujetar otra copa) y diciendo tonterías ebrias: el viernes en mi casa y el sábado en la de Javi y Nuria.

Las dinner parties son, digan lo que digan, un sucedáneo. Nunca es lo mismo que una buena noche de juerga por los bares. Pero la ginebra es exactamente igual. Y además (si el anfitrión es decente) hay barra libre. Peligroso. Pero no pasa nada, porque la naturaleza, que en mi vida ha pasado de correlato objetivo a fuerza viva, me aplicó la siguiente bofetada desentontecedora: nada más volver a casa, el domingo de madrugada, y sacar a los miniperros a dar un paseíto, me cayó encima la segunda gran tormenta veraniega del mes. Con la diferencia de que en ésta yo ya andaba borracho. En fin, un fin de semana lleno de bendiciones.